De tanto buscar respuestas en lugares equivocados se me durmieron los ojos, pero para encontrarlas ni siquiera necesité ver.
Fenómeno Brown repitiéndose, mi brazo es un ente aparte raptado para darle besos y ser la diversión de la noche (para todos los espectadores). Las cosas no pasan solas, uno permite o dificulta que pasen, también pueden ser incitadas, pero que pasen o no, no impide tener una reacción frente a ellas.
Fenómeno Brown repitiéndose, otro momento, otra situación, otra reacción: No. Me paro en mi vida, sobre ella, me toca, me transforma. Me voy creando en el camino. Qué eres tu si tu propia vida no te transforma, por qué esa vida es tuya si tu no la transformas a ella. La casualidad no puede tener mayor significado que la decisión, las casualidades son lindas, son emocionantes, pero qué pasa cuando tu vida entera es una casualidad. Qué pasa cuando nada tiene sentido, para qué, para qué. Darse una vuelta de carnero, perseguirse la cola como un perro, todo sirve. Sin empatía parece patético, con algo de cariño dan ganas de ofrecerte una mano, de todos modos no la aceptas, mejor así.
Levantarse y abrir los ojos, y ver, no sólo mirar. Creerse Dios por algunos minutos y abstraerse, mirar desde arriba, desde lejos.
A veces son mejores las sonrisas que las carcajadas, y más cuando son reales, cuando vienen de adentro sin la influencia de ningún agente extraño. Aprenda niñito, aprenda.
Mañana si que nos soñamos.
Nos reimos.
Nos tocamos.