Como si sólo yo existiera, con el colmo de la libertad sobre los hombros, sí, a veces sólo yo existo. Muchas veces. Luego de una buenísima noche, despierto con el corazón acelerado, "la prueba de socioantropología", el corazón sigue acelerado y comienza la lucha de las instancias psicoanaliticas, todo es tensión fucking francés, te lo he explicado tantas veces, y tu me preguntas, "¿crees en Dios?", yo respondo lo único posible, "no sé en qué creo", y tu me dices, "es la mejor respuesta que me han dado", claro es la más lógica a esa pregunta tan estupidamente irracional. No lo sé y no me arriesgo a dar una respuesta, no soy Sören K. como para lanzarme al abismo. Abismo, te tengo al frente hace años y aún no decido si saltar o no, ¿acaso es posible permanecer con la pregunta pausada para siempre? quizás hay tres respuestas para la pregunta irracional: si, no, no sé. O tal vez sólo sea una tergiverzación del creer. Es cierto, creer no es saber, pero al menos yo, cuando creo, creo. Mi creencia se transforma en verdad, es por eso que soy una maldita intolerante (risas).
Imagen de Persépolis, buena, no buenísima. Es chistoso, Dios es igual a Marx.
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