viernes, 24 de agosto de 2007

maldito dinero


A propósito de cualquier lugar común de esta ciudad o cualquier otra de dimensiones similares se pueden sacar excusas para hablar de la porquería de este mundo, ese tanguito famoso no es casual, fue y será una porquería, ya lo sabemos. Caminar, comer, dormir o sea lo que hagas sabiendo que de alguna forma u otra contribuyes a la inmundicia es horrible. No se puede siquiera comprar una caja de cigarrillos, esos que consumes porque no aguantas, sin tener presente que el simple hecho de comprarlos contribuye a la demencia senil de la pobre tierra. Es cosa de echar un ojo a la arquitectura, algo que parece tan absurdo, pero sin embargo es tan decidor. Cómo, te preguntarás, y bueno la cosa es fácil, y sin profundizar porque sino la cosa se pone color de hormiga, no hay tiempo para eso. Piensa en el medioevo, en esa edad oscura que te ensañaron en el colegio, la que los historiadores actuales intentan iluminar. Sin ser un tipo muy culto sabes que lo realmente importante era la fe. Es cosa de ver cuantos moros mataron los cristianos y viceversa. Tan simple como leer el cantar de Roldán, en donde se nombra al obispo como al “cura matamoros”. Bueno, además de matar moros la civilización occidental estaba preocupada de otra cosa, de construir catedrales. Durante la edad media las construcciones más importantes son las destinadas a la religión. si estudias la arquitectura griega clásica también te das cuenta que ésta va íntimamente ligada con las creencias más profundas.
Hoy, siguiendo la línea, lo que más se construyen son centros comerciales. Ya no son iglesias o templos. Al menos no son templos para venerar divinidades. Actualmente se ha divinizado el dinero, el billete ya no es un simple papel. Me han dicho que hay gente que goza contando dinero. Me pregunto yo, por si acaso hace falta preguntarse, no será mucho. ¿No habrá que devolverle a ese papelito el valor que realmente merece? Pero no, hoy no hay tiempo. Recordemos, señores, que vivimos en la cultura de lo instantáneo. Devolverle el valor significa mucho trabajo. Pronto dinero no se escribirá dinero, sino que Dinero pero no importa, que otro se ocupe de pelotudeces, yo no tengo tiempo y me importa un carajo que este sistema de mierda sólo favorezca a algunos y otros mueran de hambre. Es mejor ni siquiera plantearse este problema, porque no hay tiempo de resolverlo. Y seguramente tendré tiempo para leer sobre Roldán. La literatura de la modernidad no son las novelas ni los cantares de gesta, son las revistas. Tan instantáneo como escribir un cuento de cien palabras. Quien puede darse el gusto de leer más de un párrafo diario es porque seguramente no tiene nada útil que hacer. Útil como seguir haciendo que esta máquina en la que hemos transformado al mundo funcione, sólo hay un problema. Precisamente por cosas como esta a la maquinita se le tapó la tubería. Toda la mierda queda adentro, y todo porque el mundo no lo creó el hombre.

No hay comentarios: