"La percepción de horizontes infinitos que se abren a la visión, la sensación de ser simultaneamente más poderoso y más débil de lo que nunca antes se había sido, un sentimiento de éxtasis, magia y reverencia, la pérdida de la ubicación en las dimensiones temporal y espacial". Es eso, contemplar el universo cada vez con más perplejidad. Caminar por Valparaiso un domingo en la mañana, con sueño, y de repente encontrarse con esto, que es todo y nada a la vez, querer preguntar por qué dura tan sólo unos minutos, pero no hacerlo porque quizás así dure un poquito más.
Aunque ni yo lo crea, eso es Maslow.