domingo, 8 de junio de 2008

república

Desde lejos, no mucho, desde unos cuantos metros como para poder reconocerte sin anteojos. Camino sin escuchar lo que digo, sin pensar lo que hago, sólo esa barba crecida. Sigo moviendo las manos y hablando tan elocuentemente como puedo, sonriendo, como lo hacía antes de que te toparas con mis ojos. Evidentemente no sonrío de verdad, pienso que tal vez mi gesticulación es algo exagerada, pero que es bueno que me hayas visto sonreír. Así es mi vida hasta que tropiezo contigo (y con algunos otros), y como dice esa canción, porque ya estoy pasada a Drexler, aún le tengo miedo a tenerte delante. En todo caso he independizado a Jorge, ya no significa más que él, lo cual es bastante.

Por otro lado pienso que soy idealmente garabatera, dejo marcas en las pantallas ajenas, robo libros y cajitas para marihuana, soy la digna muestra de la mujer actual, soy un éxito. Doy respuestas melodramáticas, lo sé, sé también que en algunas ocasiones adopto lo peor del cine independiente, hablo pausado, otras veces demasiado rápido, se desforma mi cara cuando rio a carcajadas y camino a casa un sábado en la mañana sin problemas después de una noche de parranda, no necesito que nadie me invite y menos un chofer que me rescate. Joe Wright hazme (el amor) película y juro que seré el mejor guión.

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