Contornos de la gente que amo entre la luz roja, las risas y los murmullos no me tocan, sólo la música, la música, el hombre calvo con su didgeridu, hombre calvo como me haces reír. La música, mi cara de amor fraternal y apogeo máximo (agradezcamos al arquitecto por haber hecho un lugar tan magnífico). Dicen que la felicidad está hecha de instantes, yo descubrí que se puede guardar en objetos redondos. Tengo mi propio set de alegría girando dentro de este aparato. Sólo quiero escuchar el wong y recordar algunas miradas que adoro, miradas que adoran también como yo miro la nada y sólo oigo. Habemos algunos que no necesitamos mucho, es exactamente eso lo mejor de todo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario