sábado, 17 de noviembre de 2007

Kerouac


No sé si soñé o alquién me contó que hay gente que pinta los numeros de los carteles del color que se los imagina. Creo que lo soñé porque es muy estúpido, y si fuera cierto sería genial. Yo siempre (no sé porque) me he imaginado el 5 rojo. Creo que es el único número que tengo asociado con algún color, los otros son todos negros, debe ser porque nunca pienso en números, y si lo hago intento escapar porque me produce una confusión tan grande el sólo hecho de mirarlos que salgo corriendo hacia las acogedoras letras, esas que me hacen reir y tropezar cuando camino y leo al mismo tiempo. Esa es la mejor forma de caminar y es tonto pero me siento un poco como Elizabeth Bennet cuando lo hago, claro que el paisaje es totalmente distinto. Con ese vestido café tan lindo y bien gordita como estoy claro que no me parezco, pero son las fantasias femeninas, verse linda con un vestido que se mueve con el viento, a esa hora donde todo es más lindo y las hojas de los árboles son más verdes (como a las 7) y todo es todo, o sea yo también me veo más linda y el auto que pasa me toca la bocina porque voy muy concentrada leyendo una de las estupideces de Kerouac o tal vez demasiado concentrada en mi pretención de verme tan linda como imagino que me veo. Y no importa tanto como me vea en realidad, lo que importa es sentir ese vientecito fresco y que se ponga la piel de gallina porque empieza a hacer frio, y es la hora ideal en que nadie puede estar triste, y es mejor estar sola con el libro en la mano que andar de la mano con el macho recio que tengo por pololo. Pero eso es sólo a esa hora porque cuando ya hace más frio y de verdad hay que andar dando saltitos para no congelarse uno toma el metro, anda 1 estación y se baja en la casa del susodicho que te presta un chaleco y te dice "tengo sueño". Entonces uno le hace cariño en la espalda y piensa por qué cresta Kerouac usa tantas y. Uno después se da cuenta que es más fácil eso de la escritura automática y que el weon debe haber sido un bago haciendo siempre lo más facil. Pero que a veces hay que hacer las cosas fáciles y no tratar de escribir sobre los zapatos y la hermana como si uno fuera dios. -Además la escritura automática- dice otro- no es la de los surrealistas, esto es la de la generación beat.
y puta que es fácil, con razón iban por ahí dejando la cagada sin que nada les importe, escribiendo horrible sobre el budismo zen y todas las mierdas del darhma. Porque lo real es real, cuando hay miedo o pena o amor nadie duda si son reales. Cuando uno está en la cima de una montaña pensando en donde poner los pies para no caer 30 metros abajo, nadie duda si el miedo es real. Ahí el budismo se les va al carajo.